En México, hablar de sostenibilidad sin hablar de energía renovable es una contradicción. Sin embargo, se ha normalizado en buena parte de la industria inmobiliaria. A pesar de que hace unos años, nuestro país presentó compromisos claros ante la COP16 en Cancún, con una meta de lograr más del 76% de generación eléctrica a partir de fuentes renovables, la realidad hoy es otra: la mayor parte de la energía que consumimos sigue proviniendo de combustibles fósiles.
¿Y qué implica esto para el sector vivienda? Que, al conectar cualquier desarrollo a la red eléctrica convencional, no estamos generando energía limpia, sino trasladando emisiones invisibles al balance ambiental del proyecto; y si no corregimos esa base, ningún discurso de sustentabilidad puede sostenerse.
Por ejemplo, en Reserva Santa Fe, el proyecto inmobiliario líder basado en construcción regenerativa, hemos adoptado una regla: el mejor kilowatt es aquel que no se consume. Esto implica diseñar desde el inicio con una lógica de eficiencia extrema, es decir, estudiar el comportamiento bioclimático del terreno, optimizar la orientación de cada edificación y seleccionar tecnologías que reduzcan el consumo energético desde el primer plano arquitectónico.
Con herramientas como EDGE, desarrollada por el Banco Mundial, evaluamos el desempeño energético de cada edificio. Nuestros resultados señalan una eficiencia 70% superior respecto a construcciones tradicionales. Pero esto no basta. Por eso, implementamos un sistema de generación propia de energía solar, acompañado de medición continua de huella de carbono y un software de monitoreo que modela el rendimiento en tiempo real.
Hoy más que nunca, los desarrollos que se dicen sostenibles deben hacer una pausa crítica y preguntarse: ¿De dónde proviene la energía que consumen? ¿Cómo se mide su impacto? ¿Qué retribuyen al entorno?
Si no se parte de una matriz energética renovable —o de un plan riguroso de neutralización de emisiones—, no es sostenible, es solo marketing verde.
En Reserva Santa Fe buscamos que nuestros edificios sean completamente autosuficientes, pero también conscientes de la legislación vigente en México. Por ello, trabajamos con CFE para operar una red interna que funcione como respaldo, mientras que nuestra meta operativa es clara: 100% de energía renovable generada en sitio, con excedentes que puedan alimentar la red nacional.
Además, regulamos por norma interna que cada lote residencial incorpore generación de energía limpia, creando no solo un modelo eficiente, sino una comunidad generadora.
El 40% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen del sector vivienda. Eso convierte al desarrollador inmobiliario no solo en constructor de espacios, sino en agente directo del cambio climático.
¿La solución? Tres pasos:
Desde la planeación hasta la operación diaria, cada decisión cuenta. En Reserva Santa Fe, creemos que el modelo regenerativo no solo es posible, sino urgente; y la energía es su columna vertebral. Si no es renovable, no es sostenible. Y si no es sostenible, no tiene futuro.